Crónica de la V edición el Parlamento de los RR.HH. 19/11/19

El reloj de la estación de Atocha marca las 10:29, en un minuto sale el tren AVE para Barcelona y Rosa Allegue espera inquieta a pie de escalerilla. Por fin distingue a lo lejos la figura de Luis Expósito, que corre por el andén portando maletín y enara. Lo hemos logrado por los pelos, suspiran, y así comienza la jornada del V Parlamento de los RR.HH., que se celebra por primera vez fuera de Madrid.

Pasado el susto inicial, el viaje transcurre tranquilo, enfrascados en la preparación del prometedor debate. Llegados a la ciudad condal, se dirigen a las oficinas de Pérez Llorca, donde les recibe la simpática y eficaz Amparo Núñez, con la que visitan la “sede parlamentaria” y supervisan los últimos detalles. Ya conocemos la meticulosidad y rigor de la presidenta, todo debe estar en orden.

A las 17:10, Josep Senar, delegado de DCH en Cataluña, da la bienvenida a los asistentes, agradeciendo la colaboración de Pérez Llorca y la participación de la presidenta, letrado y parlamentarios a esta 1ª edición en Barcelona, para tratar un tema tan actual como “Digitalización y Relaciones Laborales”.

A continuación toma la palabra la presidenta del Parlamento, Rosa Allegue, que informa sobre las reglas del juego del debate, introduce el tema a debate, refiriéndose al concepto de digitación o digitalización y al proceso transversal de transformación cultural que debe acompañarle en la empresa. Finalmente, presenta a los cuatro parlamentarios intervinientes y pasa la palabra a Luis Enrique Fernández, letrado titular del Parlamento.

Tras la precisa ilustración jurídica sobre la normativa vigente, en especial de novedosas cuestiones como la desconexión digital, llega el momento esperado y el parlamentario defensor, Juan Díaz, se dirige solemne a su atril.

Juan, con tono pausado y maneras de orador avezado, analiza el impacto, más bien negativo, de la digitalización en la sociedad. Alude a los efectos sobre la salud, la destrucción de empleo, el aumento de la desigualdad, el perjuicio para la conciliación de vida familiar y laboral, así como la tendencia a una dirección del “ordeno y mando” por ausencia de liderazgo digital. Por último, concluye que la legislación actual no está adecuada a la economía digital, para la que las empresas y la sociedad en general no están preparadas. Tras su intervención, la sala parece haberse oscurecido.

Llega el turno del primer parlamentario replicante, Enric Vinaixa, que todavía se recupera del impacto de la intervención anterior y se pregunta ¿estamos preparados?, ¿estamos preparados para ser padres?, es posible que no, se responde, pero si queremos serlo iremos a por ello. Con 15 millones de nativos digitales en nuestro país, que son los talentos de presente y de futuro, no hay más opción que afrontar la situación de manera rápida y ágil. Por tanto, tenemos que aprender y en algunos casos desaprender. Seguidamente toma la palabra, José Mª Feliu, que comienza con un “no comparto su pesimismo Sr. parlamentario”, no hay destrucción de empleo, hay empleos que evolucionan, unos desaparecen y otros nacen. Las nuevas formas de trabajo del siglo XXI requieren de unas relaciones laborales flexibles y abiertas, un sistema educativo que asegure las competencias digitales y la recualificación de empleados, de manera que la brecha digital no genere desigualdad o discriminación. El futuro está lleno de oportunidades gracias a la digitalización, pero hay que confiar en las personas y no sembrar el miedo, por ejemplo, “la persona que cada mañana me envía un whatsapp es mi madre y tiene 91 años”.

Cierra el turno de replicantes el parlamentario Luis Expósito, que espeta “Sr. Díaz, Sr. Díaz, no será uno de esos agoreros que vaticinaba el fin del mundo en el año 2000”, afirmando a continuación que estamos inmersos en la 4ª revolución industrial y la humanidad también va a superar esta, donde el factor diferencial es la velocidad de la tecnología y la agilidad necesaria para afrontarla. Las empresas, los profesionales de RR.HH. y los empleados están gestionando este cambio, de hecho son mujeres y hombres digitales en su vida privada. Los convenios colectivos de las grandes empresas, ya han introducido cláusulas sobre digitalización, los sindicatos y organizaciones empresariales son ya conscientes de la necesidad de un nuevo diálogo social y de la sensibilización de los poderes públicos. Parece que la sala ha recobrado algo de luz.

Tras aguantar con temple el aguacero, Juan Díaz, inicia su contrarréplica,  asegurando que “la felicidad no va de ceros o unos, no somos binarios”, las personas necesitan además de conexión digital, conexión emocional. Afirma para concluir que “sin emociones y sin personas no hay organizaciones”.

Seguidamente, la presidenta abre el turno de preguntas de los asistentes, que muestran interés por cuestiones como el control horario y trabajo digital, el liderazgo necesario en la economía digital e inquietud por la desaparición de “empresas analógicas”. Los parlamentarios insisten en las oportunidades que aporta la digitalización para mejorar la vida de las personas, lo inevitable de este fenómeno y el papel de RR.HH. para que el tránsito al nuevo escenario se realice de la manera menos traumática.

Finalmente, la presidenta procede al cierre de la sesión, con una simpática anécdota de un alumno suyo, cuya actividad es la de youtuber en modo free lance y no concibe el trabajo fuera del entorno digital.

En el posterior cóctel se ha recibido feedback positivo por parte de los asistentes, en cuanto a la originalidad y agilidad del formato, con la demanda de nuevas ediciones en Barcelona.

La vuelta a Madrid de la presidenta y el replicante se realiza esta vez sin agobios de puntualidad y con la tranquilidad del deber cumplido.

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